miércoles, 18 de mayo de 2016

Cuando la mentira es la verdad

El cerebro tiene que hacer el doble de trabajo cuando decimos una mentira que cuando hablamos con honestidad.
Entonces, ¿por qué es tan fácil mentir y tan difícil decir la verdad?
Cuando tu mundo se construye a bases de engaños, mentir se vuelve tan natural que es inconcebible una conversación sin tenerlo presente.
Estamos demasiado acostumbrados al
"-¿Todo bien?
-Si, todo bien "
Que ya naturalizamos el hecho de que "todo tiene que estar bien", cuando no es así.
No es así para nada.
Soy un ser humano. Pienso, siento, me angustio y aflijo.
No puedo "estar bien" todo el tiempo, ni lo pretendo tampoco. Pero en esos momentos es cuando te ves obligado a mentir, porque el mundo no quiere que vos te sientas mal, no podes sentirte triste porque ya salta algún pelotudo a decirte que él la pasa peor por un motivo que seguramente (o tal vez no) me lo pase por el culo. O peor todavía, porque tu angustia actúa como una clase de virus mega contagioso que cuando comienza a generarse no puede parar de expandirse, y ahí salta el otro a decirte que no te sientas mal porque lo haces sentir mal a él. Ah, menos mal que no te pregunté.
Entonces comienza a tomarse como una clase de pecado el estar angustiado, porque la gente no te permite estar triste y ya.
No.
Tenes que estar feliz y contento todo el día, todos los días. Sino sos raro. Sino está mal.
¡Está mal que estés mal, tenes que entenderlo!
Ocultá lo que sentis, lo que pensas. Solamente ocultalo, que nadie lo vea.
¡Ah!
Pero cierto, me olvidaba que a la gente también le gusta que te expreses.
Expresate. Pero así no. Expresate como a mi me gusta. Con mis reglas, con mis normas.
Sentite de una forma con la que el resto se sienta cómodo.
Así que ya sabes, la próxima vez que te sientas a la miseria, que no le encuentres sentido a nada y andes perdido por la vida, hacé de cuenta que nada de eso pasa, para así cuando te pregunten "¿Todo bien?" puedas responder "Si, todo bien."