lunes, 18 de julio de 2016

Quiero lo que quiero

Te extraño.
Te extraño tanto, pero tanto.
Quiero que vengas corriendo hacia mi y me abraces tan fuerte que me hagas sonar todos los huesos. Porque si, porque puede doler pero más me duele el estar alejada de tu pecho.
Quiero que me abraces y no me sueltes. Quiero sentir tus labios en mi frente, mi nariz, mis cachetes y mi boca. Quiero besar esos labios, quiero abrazarte y no dejarte ir hasta saciarme.
Quiero sentir tu olor, que me llene los pulmones de recuerdos brillantes y me haga sonreír como idiota. Quiero volver a acariciar esa piel tan suave que me vuelve adicta. Quiero mirar esos ojos y encontrarte en mis fantasías.
Quiero llenarme de vos, quiero que llegues a cada parte de mi y que me recuerdes una vez más que estás ahí conmigo. Porque te extraño, porque tu presencia me hace tanta falta que ya no sé como manejarlo.
Quiero verte, quiero sentirte, quiero tocarte.
Quiero tu cabeza reposando sobre la mía, quiero que me revuelvas el pelo y te quejes de que está enredado, quiero que no me dejes ir de esa posición. Quiero que me rodees con tu brazo y acaricies mi cintura, que dejes mis piernas caer sobre las tuyas.
Quiero que vuelvas, quiero seguir durmiendo al lado tuyo.

viernes, 15 de julio de 2016

Y acá estoy de nuevo, oculta entre las sábanas.
Me retraigo a mi propio mundo e imagino como todo podría ser mejor. Pero esta opresión en el pecho me lo impide, me impide olvidar y me nubla el juicio.
Si solo pudiera encontrar una solución definitiva a todos mis problemas tal vez no dolería tanto.
Con la cabeza entre las almohadas y mis ojos ardiendo no dejo de pensar. Quizás las lágrimas limpien mi mente y me dejen pensar con más claridad. Quizás solo sirvan para espesar la bruma que me rodea.
Sea cual sea la respuesta, no la sé. Siento que no sé nada. No sé nada.
Con este pensamiento dando vueltas por mi cabeza no me atrevo a mirar hacia afuera. Me quiero quedar escondida y que nadie me encuentre jamás. No quiero admitir con vergüenza que fallé terriblemente, no quiero fingir que todo está bien y puedo salir adelante.
No puedo salir adelante.
Me quiero quedar a oscuras, a solas con mi cabeza. No quiero afrontar lo que se avecina.
Ya no quiero.

Todo a mi al rededor se desmorona.
Todo lo que luché para construir, todo el esfuerzo que requirió alzar una pared a mi al rededor para mantenerme segura fue en vano.
Ahora veo como las paredes se derrumban y el camino se borra, no quedando más que escombros.
Y suciedad.
Suciedad y desesperación .
Desesperada para que todo vuelva a ser como antes, cuando mis paredes como murallas se alzaban y frenaban todos los golpes.
¿Qué puedo hacer ahora que ya no está?
Alzarla de nuevo, imposible. Ya no será la misma de antes. Tendrá una grieta que me recordará cuando cayó. Cada vez que se caen mis paredes quedan grietas nuevas.
No quiero que sigan cayendo, las necesito. Necesito un sostén que me de la energía para recomponerme.
Pero tal vez ya llegué al punto donde las grietas son demasiadas para sostener a mi pobre pared.
Si solamente pudiera decirte cuanto lo lamento, que te extraño y necesito. Necesito esa fuerza para poder yo erguirme de nuevo y volver a intentarlo.
Aunque las paredes sigan cayendo.
Siempre se caen.
Ya no soporto más este derrumbe.
Mi pobre pared, dejá de caer por favor.