jueves, 16 de julio de 2015

Los mellizos

Ellos no estoy muy segura de quienes son. Sé que son hermanos, mellizos tal vez, pero nunca me contaron su historia.
No podrían, no tienen boca. Me dejaron suponer desde riñas hasta castigos, pero nunca afirmaron ni negaron nada, aunque eso sí pueden hacerlo.
Les gusta vagar por mi cuarto, observando todo, aunque hay veces que se limitan a acercarse lentamente hacia a mi, los dos a la par pero desde lados opuestos, sin quitarme los ojos de encima. Esos ojos, totalmente blancos y opacos, carentes de cualquier tipo de emoción forman parte de sus atributos más particulares. Junto con por supuesto, sus labios cocidos hasta dejar una sola raya oscura inamovible, y sus brazos y dedos largos y nudosos que chasquean en la mayoría de sus movimientos.
Les gusta alargarlos y tocar las cosas de mi habitación, pero son ordenados y siempre las dejan en el mismo lugar de donde lo sacaron-al contrario de mi madre que los deja por cualquier lugar-, así que los dejo con la libertad de que hagan lo que les plazca.
También les gusta jugar conmigo. A las escondidas sobre todo, y ya me llevé un par de sustos cuando aparecen de la nada.
El punto en donde ya les digo "basta" es cuando alargan sus dedos hacia mi. No creo que lo hagan con mala intención, sólo lo ven como otro juego más, pero es perturbador sus dedos filosos cerca de mi rostro. Hay veces que no me entienden, así que tengo que gritar, pero eso los asusta. Eempiezan a gemir en notas muy agudas y que me lastiman los oídos.
Y para cuando saqué las manos de mis orejas y abrí los ojos, ya se habían ido.

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